martes, 4 de julio de 2017

La Crisis Moral de la Derecha - por Hermógenes Pérez de Arce

          La mejor prueba de que la hay es su incondicional adhesión a Sebastián Piñera. Pero otros testimonios la tornan irrefutable. Llamé la atención, en mi comentario del día 20, sobre un hecho insólito: el apoyo público al mismo Piñera del más vehemente abogado defensor de los Presos Políticos Militares contra la prevaricación de los jueces de izquierda. ¿Cómo podía ser posible que él adhiriera al mayor promotor de querellas contra uniformados, al punto de que las triplicó durante su mandato, convirtiéndose así en cómplice activo de la prevaricación contra la cual ese abogado tanto ha luchado?

          En “La Segunda” de ayer 28 quedan de manifiesto las consecuencias de ese apoyo: la Multigremial de miembros en retiro de las FF. AA. iba a emitir un comunicado llamando a votar contra quien los traicionó, en las primarias del domingo, pero… (me remito a lo que dice “La Segunda” de ayer): “…fue muy difícil llegar a un acuerdo, porque un sector importante estaba por llamar a no votar por Sebastián Piñera y sí hacerlo por Manuel José Ossandón. Con la intervención del abogado Raúl Meza, que respalda a Piñera, se decidió dar libertad de acción”.

          Si ustedes de lo anterior no deducen nada, quiere decir, como afirma en su publicidad el candidato de ultraizquierda, Alberto Mayol, que “no han entendido nada”.

          ¿Y qué creen que he pensado yo cuando esta columna, que estuvo seis años siendo reproducida por el diario digital “El Mostrador” semanalmente, y que fue siempre activa en denunciar las irregularidades pasadas y presentes de Piñera, cesó de publicarse en dicho diario digital justamente cuando éste se puso en campaña en noviembre pasado?

¿Qué creen ustedes que pienso yo de los comentaristas que alguna vez lapidaron a Piñera y de pronto pasaron a elogiarlo y encubrirle sus trapisondas?

¿Qué creen que pienso cuando, a iniciativa de terceras personas, una emisora acepta que yo sea panelista de un escuchado programa y, tras estar todo acordado, el conductor del programa expresa su rechazo a mi integración como panelista, que antes había aceptado?

Pues bien, todas esas veces he pensado lo mismo que pienso ahora del inusitado giro y desempeño del abogado defensor de los militares en favor del peor verdugo de éstos. Todo eso tiene que ver con la crisis moral de que hablo.

          Pero no todo está perdido. Hoy me encontré en “El Mercurio” con una sorprendente carta del intelectual Cristián Warnken, con quien, en materias económico-sociales, estoy generalmente en desacuerdo. Pero ahora expresa puntos de vista morales con los que sí estoy completamente de acuerdo. Digo que su carta es sorprendente en un doble sentido: por evidenciar preocupación por la moral de un sector al cual él no quiere pertenecer, la derecha partidista, y por el hecho de que “El Mercurio”, diario visiblemente inclinado en favor de Piñera, la haya publicado. Estos solos hechos encienden una luz de esperanza frente a la crisis moral de la derecha representada por su apoyo a ese candidato.

          La denigración de este sector, generalmente soterrada, contra un hombre íntegro como Ossandón, ha sido vergonzosa. A pretexto de que manifiesta ignorancia sobre algunos hechos de actualidad, lo han lapidado con el lenguaje más grotesco, olvidando que su propio candidato Piñera frecuentemente manifiesta ignorar aspectos fundamentales de la cultura normal, como cuando, para excusar la ineficacia de su gobierno contra el delito, expresó que la delincuencia había estado presente desde los albores de la Humanidad, cuando “Abel mató con una quijada de burro a su hermano Adán”.

          Pero, con tal de “ganar”, la derecha pasa sobre todo: no le importa que su candidato haya protagonizado el más vergonzoso escándalo en el uso de facturas falsas para conseguir fondos electorales, con un agravante que ningún otro exhibe, como el de haberlas usado para lucrar personalmente y cubrir con ellas gastos de una de su empresas, como en los casos de los bonos a sus ejecutivos Conca y De Aguirre, de Chilevisión. Están publicadas todas las falsedades que Piñera propaló para justificar las supuestas “asesorías” que esos ejecutivos habrían prestado a Bancard, para justificar tales facturas, la cuales los mismos desmintieron ante la fiscalía.

Está publicado el reconocimiento de la funcionaria de SQM, Danitza Yepes, de que Sebastián Piñera cruzaba la misma puerta del sexto piso del edificio de la firma de Ponce Lerou para solicitar aportes electorales. Pero el sujeto permanece en la completa impunidad por eso, mientras su encargado electoral y gerente de Bancard, Santiago Valdés, carga con todo el peso de la formalización por hechos en que el único ganancioso fue Piñera.

          Y la derecha que lo apoya también hace caso omiso de que está imputado por soborno en Argentina, por el juez del crimen Roberto Canicoba Corral, como se ha publicado en “La Nación”, uno de los diarios importantes de Buenos Aires. También hace caso omiso de la condena de LAN, cuando Piñera era su controlador, por el mismo soborno y además por colusión, según dictamen de un ente supervisor norteamericano.

          Los múltiples testimonios de votaciones en comisiones y en sala, en acciones parlamentarias investigativas contra Piñera, habiendo en cada caso mayorías políticas adversas a él que, sin embargo, “se dan vuelta” en su favor para frustrar la respectiva investigación parlamentaria, en el caso de la grabación de la orden de compra de acciones LAN con información privilegiada, en el caso de la comisión que investigó su falta de abstención como Presidente en el episodio “Cascadas” y en el de la votación de la sala que aprobaba otro informe condenatorio del ex Presidente, aprobado por una comisión investigadora, no dan lugar a la menor sospecha en los medios. Ninguno jamás les ha preguntado a los parlamentarios que “se dieron vuelta” por qué lo hicieron. Es que el sistema entero está corrupto.

          En cambio, los principales medios publican advertencias de la más alta significación moral, como “si no es elegido Piñera no va a subir la Bolsa”.

Tantas evidencias de que el dinero está corroyendo la probidad del sistema político quedan en el aire, porque tanto la derecha como la izquierda “miran para otro lado”. En el fondo, integrantes de la una y de la otra son vicarias del dinero de Piñera, que además cumple el requisito básico de la “corrección política”: sumarse a la denigración del Gobierno Militar y de su principal figura, que salvaron al país y lo situaron a la cabeza de América Latina. Cumpliendo Piñera con pertenecer a ese bando, se le perdona todo. Nunca olvidaré cuando Eugenio Tironi manifestó su arrepentimiento de haber escrito un libro contra Piñera (“¿Por qué No Me Quieren?”) tras éste haber multiplicado las querellas prevaricatorias contra militares y haber cerrado el comparativamente digno Penal Cordillera y trasladado a los altos jefes militares más ancianos (con la excepción del general Mena, que se suicidó ante el atropello) a un atestado Punta Peuco, que seguramente el mismo Piñera se propone también cerrar, si es electo, para, por fin, consumar la venganza final de la izquierda y lanzar a los oficiales presos políticos en medio de los delincuentes comunes.

          Pero la gente de derecha tiene el domingo la ocasión de reivindicarse y emitir un voto moral. Descreo de que lo haga mayoritariamente, porque ya la vi votar en 2009 a favor de un sujeto recién condenado por abuso de información privilegiada. Con tal de “ganar”, para una mayoría los medios empleados no importan.

          Y ése es el predicamento que está en la base de la crisis moral. Como dice Warnken: “Ossandón ha sido demonizado por la derecha oficial, pero son su coraje y lucidez en este tema (el moral, aclaro yo) los que pueden salvar a la derecha de un nuevo desastre político en el que siempre ésta termina por caer”.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.cl/2017/06/la-crisis-moral-de-la-derecha.html

Nota del Editor:
Esta entrada ha sido publicada con fines de registro histórico, dada la fecha. Queda a disposición del público para su revisión y difusión.

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