viernes, 8 de septiembre de 2017

Continuidad del Bacheletismo-Piñerismo - por Hermógenes Pérez de Arce

          La última encuesta CEP anuncia un posible triunfo de Piñera, es decir, de la continuidad del modelo bacheletista-piñerista. Éste último, como todos sabemos o debiéramos saber, se caracteriza por tener como enemigo común a Augusto Pinochet y todo lo que él representó. Nada de lo demás importa. “Es música”.

          El modelo de Augusto Pinochet, de partida, protegió la vida del que está por nacer. El bacheletismo-piñerista acaba de hacer tábula rasa de ese principio, pese a estar explícito en la Constitución. Decisivo para mostrarles la mano con el pulgar hacia abajo a los nasciturus fue el voto en el TC, a favor del proyecto de Bachelet, de la jefa del “segundo piso” de Piñera y designada ahí por éste, María Luisa Brahm.

          Y como el bacheletismo-piñerista está también en contra de los militares, especialmente los más ancianos, ordenó detener con escarnio al nonagenario general (r) Orozco, víctima de otra de las mil querellas contra militares interpuestas por el Ministerio del Interior de Piñera. El general, que padece demencia senil, fue detenido de madrugada, en pijamas y defecado, por detectives de la ¡Brigada de Derechos Humanos!, para que cumpla una condena de diez años por la muerte de un guerrillero en 1973, supuesto delito prescrito, amnistiado y sobreseído.

Pero es que es “de lesa humanidad”, figura creada por ley ¡en 2009! La actual justicia bacheletista-piñerista lanza una gran carcajada ante el inciso del N° 3° del artículo 19 de la Constitución que dice: “Ningún delito se castigará con otra pena que la que señale una ley promulgada con anterioridad a su perpetración, a menos que una nueva ley favorezca al afectado”.

          La prevaricación es manifiesta, pero es tal el apoyo que, según la encuesta CEP, suscita el candidato del continuismo bacheletista-piñerista, que Sebastián aparece triunfador sobre los demás postulantes en todos los atributos del buen gobernante, incluido uno en que su triunfo ha sorprendido hasta al analista Patricio Navia (twitters de “La Tercera” de hoy), pues es considerado “el más honesto y confiable” entre los candidatos.

Claro, a sus propios partidarios les ha dado un poco de vergüenza, así es que, si en los demás atributos le dan más del 40 %, en el de “honesto y confiable” sólo triunfa con el 26 %...

          A los de más edad su caso nos hace recordar el de un gobernador de Sao Paulo, Adhemar de Barros, que triunfaba en todas las elecciones, pese a ser notoriamente corrupto. Y su propio lema de campaña lo reconocía: era “roba ma faz” (“roba pero hace”).

          Algo notable fue que la elección primaria de Chile Vamos demostró que las comunas más dispuestas a perdonar la falta de probidad fueron las del sector más derechista del país: Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea y Providencia. En ellas el voto de castigo fue implacable contra el senador Manuel José Ossandón, por denunciar un caso en que Piñera fue encargado reo y estuvo prófugo en los ’80 y por exhibir sus propias “manos limpias”: el electorado de más a la derecha lo castigó y mientras Ossandón triunfó en otras diez comunas de Santiago sobre Piñera y, en general, obtuvo un 28 % de los votos, superando incluso al Frente Amplio en su conjunto, en las citadas comunas más derechistas sólo alcanzó poco más del dos o tres por ciento de los sufragios. Un claro “voto de castigo” por denunciar la falta de probidad.

          Si la justicia no se interpone y, al revés de los casos de formalización de Pizarro, Rossi, Cardemil y otros de mucho menor monta que el de Piñera, se conforma con perseguir la responsabilidad de su administrador electoral y ex gerente de sus sociedades-insignia, Santiago Valdés, y hace como que aquél “no sabía nada”, el modelo bacheletista-piñerista tiene su permanencia en el poder asegurada y podrá seguir indefinidamente matando embriones, apresando ilegalmente a ancianos seniles y convocando a los chilenos cada cierto tiempo a manifestar masivamente su “odio a Pinochet” por haber transformado a Chile en “la joya más valiosa de la corona latinoamericana” (Clinton, 1991), donde no había conflicto mapuche y la gente hasta podía salir de sus casas después del atardecer.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.cl/2017/09/continuidad-del-bacheletismo-pinerismo.html

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