lunes, 4 de diciembre de 2017

La rana en agua caliente, poco a poco - por Tomás Bradanovic

La política en teoría 
La política es -despojada de los adornos y floridos discursos- la forma en que un grupo toma el control del estado y su aparato represivo. En la teoría, si vivimos en un régimen democrático, son los representantes de la mayoría quienes tienen el derecho de hacerse cargo del poder político. Esto tiene ciertos problemas, porque los representantes de la mayoría podrían abusar de las minorías, como el régimen de Hitler abusó de los judíos en su momento, para evitar eso, existe en democracia un complicado sistema de equilibrios, con poderes ejecutivo, legislativo y judicial, supuestamente independientes, que se limitan y vigilan entre si.

La política en la práctica
De a poco las cosas han ido cambiando. En teoría las mayorías mandan, pero son obligadas a respetar a las minorías por un sistema de contrapesos. En la práctica hemos visto algo muy diferente, porque apenas un grupo llega al poder ejecutivo empieza a socavar el sistema de equilibrios para consolidar su poder en el tiempo, para eternizarse.

En Chile, tal como en muchos otros países hemos visto que cuando un sector llega al poder empieza por colocar a los suyos en el poder judicial, porque la judicialización de la política puede dar enormes ventajas. En nuestro país es clarísimo que se han copado las plazas de jueces, ministros de apelaciones y supremos con gente de las mismas preferencias políticas al ejecutivo, que al fin y al cabo es quien decide los nombramientos.

Con el poder judicial politizado se pueden hacer muchas cosas, por ejemplo cambiar la composición del parlamento ordenando desafueros discrecionales para algunos parlamentarios e ingnorando a otros que han cometido exactamente los mismos delitos. Así se llega al caso absurdo donde mediante estos desafueros selectivos hoy el oficialismo tiene quorum calificado, que les permitiría incluso cambiar temas constitucionales, sin haber obtenido ese mandato en las elecciones.

El besa-manos
La corrupción del Poder Judicial en Chile llegó a extremos como las reuniones privadas en casa de caudillos políticos de presidente de la Corte Suprema o el Fiscal Nacional antes de ser nombrados. Silenciosamente se han ido traspasando límites que antes eran intolerables en nuestra política, igual como cuando le suben la temperatura del agua a una ranita dentro de la olla. Esta es una característica bien latinoamericana, la vemos en Perú, donde Alan García colocó a todos sus amigos en las cortes y para que hablar de Bolivia, pero nos habíamos acostumbrado a pensar que "en Chile esas cosas no pasan". Para nuestra desgracia están pasando, frente a nuestra narices.

No importan los votos, sino quien los cuenta
Otro camino para ir tomando el poder a la mala, sin tener los votos necesarios ha sido cambiando el sistema electoral con distintos pretextos que, finalmente, tiene el único objetivo de torcer la voluntad popular, haciendo que los resultados electorales favorezcan a candidatos de cierto sector aunque saquen apenas un par de votos. Esto produce indignación en los votatntes que -al ver que su voto no vale- dejan de ir a las elecciones, lo que resulta estupendo para las minorías que se van haciendo del poder por secretaría. No hay que olvidar que Bachelet llegó a presidente en la última elección con, aproximadamente, un 25% de los votos del padrón electoral. Así se necesita cada vez menos votos para hacer elegir a sus candidatos.

Un tercer camino es directamente el fraude y las malas prácticas electorales como el cohecho, lavado de activos, así como la debilitación y desprestigio del Servicio Electoral. Un servicio electoral que no de plenas garantías de imparcialidad es otro peligro grave para la democracia, y es lo que está ocurriendo ahora, donde además el padrón de votantes depende del Servicio de Registro Civil, completamente subordinado al Poder Ejecutivo. La eliminación del Registro Electoral fue un golpe duro a la confiabilidad de limpieza de las elecciones.

Se acelera el proceso
Hoy tenemos un Poder Judicial y un Ministerio Público incondicional, capturado por sus padrinos políticos y cada sentencia que emiten, cada abuso de un fiscal es siempre para el mismo lado. Lo peor es que esa corriente política a la que obedecen ya representa apenas un poco más del 20% de los que van a votar, así es que son las últimas herramientas que tienen para seguir aferrados al poder: las usan sin ningún asco.

Ese es el verdadero peligro de una presidencia de Guillier, su apoyo popular será insignificante, llegará a la presidencia por accidente igual que PPK llegó a presidente en el Perú apoyado por cuatro gatos, gracias al "todos contra Keiko". El proceso de tomarse silenciosamente el poder sin entrar por la puerta de las elecciones sino por la ventanilla de los abusos jurídicos y administrativos será inevitable.

Tres objetivos estratégicos
Por eso Fernando Atria, que irónicamente se autodenomina "constitucionalista" ha sido tan claro en la intención de imponer una nueva constitución -por las buenas o por las malas- que les permita eternizarse en el poder, a lo Evo Morales o a lo Maduro, ese es el sueño húmedo de toda vanguardia organizada, por minoría que sean, igual se arrogan la representación se "millones y millones de chilenos".

No hay que engañarse, cuando un grupo presiona para una nueva constitución, lo que trata de hacer es imponer la suya en su propio beneficio y a cualquier costo, Atria no está pensando en una constitución libertaria y no la aceptaría aunque fuese aprobada por el 90% de los votos, lo que quieren es imponer la suya, a lo Evo. Llamar a plebiscito y si en el plebiscito les va mal desconocerlo por vía judicial con jueces comprados, a lo Evo o Maduro.

Cambiar la Constitución, expropiar los ahorros de las AFP y para conseguir eso instalar el voto electrónico son los tres objetivos estratégicos de mediano plazo, así funciona la toma silenciosa del poder, la rana se siente super bien mientras el agua está tibia, recién cuando empieza a hervir se pone a llorar.

Y lo malo es que esto no se va a solucionar si sale Piñera, hay una pobreza de liderazgo enorme en los partidos políticos tradicionales, salga quien salga, el problema seguirá estando allí. Hay que cambiar de líderes y a propósito de eso les adjunto otra pildorita de José Antonio Kast en Arica.


Fuente: https://bradanovic.blogspot.cl/2017/12/la-rana-en-agua-caliente-poco-poco.html

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