miércoles, 7 de junio de 2017

PERDONADOS Y OLVIDADOS - La República Socialista de Chile

Fue un 4 de Junio de 1932, hace ya 85 años, que rugieron por primera vez aviones sobre "La Moneda".

Aviadores, militares y algunos civiles se habían unido para derrocar al gobierno de Juan Esteban Montero, que había sido electo con un 64% de preferencias hacía apenas 6 meses. Se trataba de un gobierno democrático y respetuoso de las leyes, pero las dificultades que sufría nuestro país como resultado de la gran crisis mundial de 1929 envalentonaron a algunos audaces a tomarse el poder.

Tras varios muertos y decenas de heridos, destruyeron la democracia para proclamar la “República Socialista de Chile”.  La Junta de Gobierno implantó entonces una dictadura en nombre del proletariado.   Disolvieron el Congreso, declararon el Estado de Sitio y censuraron a la prensa. La lucha por el poder fue implacable. Tras apenas 12 días del golpe, 2 de sus protagonistas - Marmaduke Grove y Eugenio Matte- fueron relegados por sus camaradas a Isla de Pascua y Carlos Dávila se hizo del poder total como “presidente provisional de la república socialista de Chile”.

Los sediciosos padecían lo que Hayek llamó la “fatal arrogancia”.
Se creyeron capaces de resolver los problemas que sufría el país mediante la aplicación de medidas coactivas de “ingeniería social”, para ordenar el mercado y la sociedad. Tomaron fuertes medidas estatistas para mejorar las condiciones económicas.

Pero todo fracasó porque resultó, resulta y siempre resultará imposible que alguien pueda hacerse de toda la información o conocimiento que se requiere para cumplir con su deseo de coordinar el orden social.

La situación económica empeoró y la gente empezó a organizar cada vez más ollas comunes.  A pesar de sus medidas populistas, la dictadura socialista perdió el apoyo civil y también de la fuerza militar que la sustentaba. Carlos Dávila renunció el 13 de Septiembre a la presidencia, asumiendo en su reemplazo el General Bartolomé Blanche, que llamó de inmediato a elecciones. Entre los golpistas más destacados se encontraba Arturo Merino Benítez, que durante la dictadura socialista ocupó el cargo de Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Nacional. Fue uno de los gestores del golpe del 4 de Junio contra el presidente Montero y para evitar el fin de la república socialista, trató de oponerse por la fuerza a los planes de Blanche.

Tras declararse en rebeldía como Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Merino Benítez fue capturado por tropas del ejército y tuvo que ser dado de baja para que el plan de normalización del país pudiera concretarse.

Nadie hace referencia ahora a estos acontecimientos ya completamente olvidados.  Hoy no habrá marchas de protesta por lo ocurrido hace 85 años. No veremos encapuchados cometiendo desmanes ni “guanacos” tratando de dispersarlos.  No hay recuerdos que tal cosa haya ocurrido, ni ninguna forma de protesta por este quiebre de la democracia, perpetrado por socialistas. Tal vez porque en esa oportunidad fueron ellos los victimarios.  Los hechos han sido olvidados y sus protagonistas perdonados, como queda demostrado al considerar que nuestro principal aeropuerto lleva el nombre de uno de los mayores responsables de la destrucción de la democracia en aquella época: el Comandante Arturo Merino Benítez, quien más allá de sus méritos como impulsor de la aeronavegación chilena, es otro testimonio de que los socialistas llevan decenios inoculando a Chile del mismo estatismo esclavizante que nos tuvo durante siglos como súbditos del Imperio Español.

¿Quién se atreverá a renovar el llamado a la Independencia? ¿Quién es nuestra mejor carta como chilenos, para desprendernos de agendas foráneas como las del funesto Foro de Sao Paulo?

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