sábado, 22 de abril de 2017

ENCUADRAMIENTO, RANGO Y DISCIPLINA - por Alberto Mansueti


por Alberto Mansueti - http://albertomansueti.com/

A Ronald Coase, genial economista, Dios le concedió la gracia de vivir 102 años, para que pudiese recibir los reconocimientos que al principio se le negaron. Como el Nobel, en 1991, que tuvo a sus 81 primaveras, por un brillante concepto de empresa, que desarrolló en los años ’30, y publicó en 1937: “Una teoría de la firma”.

Como buen inglés, Coase tenía sentido práctico, y sentido del humor. Para escribir sobre la empresa, fue a visitar toda clase de fábricas y negocios. Los economistas no suelen hacer eso, y él les hizo un chiste: “Cuando un economista quiere escribir sobre caballos, es probable que en vez de ir al campo a ver caballos, se siente en su cubículo universitario y piense: ‘¿qué haría yo si fuese un caballo?’”

Coase es uno de los más lúcidos defensores del libre mercado. Su famoso “Teorema de Coase” dice que algunos problemas, como los de contaminación ambiental, pueden resolverse sin la intromisión del Estado, por negociaciones entre las partes involucradas, si no hay altos costos de transacción, y si los derechos de propiedad están bien definidos y especificados.

Sin embargo, su estudio juvenil sobre “la naturaleza de la empresa” les cayó pésimo a sus colegas libremercadistas, en principio. Afirmó que el sistema de mercados libres para que las empresas se hagan competencia abierta entre ellas es maravilloso, y el estatismo desastroso, pero “dentro” de cada empresa individual, no hay libre mercado, sino todo lo contrario: hay cadenas de mando, en un orden jerárquico.

“Las empresas son islas de planificación central en medio del océano del mercado”, escribió, refraseando al economista D. H. Robertson. Y dio las razones: así las empresas ahorran los “costos de transacción”, evitan buscar y negociar constantemente con los factores de la producción.

Deberían entender esto los buenos lectores de la “Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones” de Adam Smith, Libro I Capítulo I, sobre “división del trabajo”, y el famoso ejemplo de la fábrica de alfileres. Y todo buen conocedor de las “economías de escala” debería saber las ventajas de las firmas grandes, fruto de la “racionalidad capitalista” según Max Weber; y ver que la micro y pequeña empresa suele padecer “deseconomías de escala”, que mucho nos cuestan a todos.

En América latina tenemos cientos de leyes malas contra las grandes empresas: toneladas de regulaciones e impuestos como cañonazos, las debilitan y destruyen, e impiden crecer a los negocios pequeños. Ningún país se ha hecho grande con puras micro-empresas y empresas familiares, que son un desahogo para la economía individual de muchos, pero antieconómicas desde el punto de vista de la Economía Política. Mao también quería “un horno de fundición en cada hogar campesino”; y fracasó.

Los gobiernos socialistas dan “apoyo a la pequeña empresa”, consigna que refuerzan los libros de autoayuda y “emprendedurismo”: “¡Gana tu independencia con tu empresa propia, y sé tu propio jefe!” Es un engaño populista, como el de la “casa propia”, o la esclavitud hipotecaria. No obstante, muchos economistas, incluso sedicentes “libertarios”, corean el “discurso PYME”. Y no casualmente, son los mismos que se niegan a hacer partidos políticos.

¿Y por qué tanta gente se ilusiona con su “propia PYME”? Porque hay tres elementos clave en toda empresa grande, mismos que encontramos en un partido político, y en cualquier organización de cierto tamaño, que hoy en día a la gente le repelen: encuadramiento, rango y disciplina.

(1) Cuando Ud. ingresa en una empresa grande, Ud. va a pertenecer a un departamento o sección: producción, ventas, administración, contabilidad o el que sea, al cual Ud. va a estar adscrito. Ese es encuadramiento. (2) En su sección Ud. será el Gerente, o el Subgerente, o será empleado raso. Eso es rango: Ud. tendrá un nivel dado en la cadena de mando, tendrá superiores y posiblemente subalternos. (3) Y Ud. tendrá que cumplir ciertos objetivos y metas, según sus funciones; y probablemente cumplir horario, reportar con frecuencia, evaluar y ser evaluado… Eso es disciplina.

La cadena de mandos no es exclusiva de las grandes corporaciones, los militares y la policía; la hay también en la Iglesia Católica romana y en las Iglesias Protestantes históricas; que son instituciones ahora en declive, porque el orden jerárquico racional choca y repugna profundamente al individualismo anárquico, emocional y subjetivista, hoy predominante en la cultura.

Este espíritu revoltoso, ¿de dónde salió? Pues de una filosofía venenosa: el existencialismo de Kierkegaard, Heidegger, Sartre y la Beauvoir, cuyos enormes daños para el curso presente de la humanidad todavía no se han terminado de evaluar.

“¡Sube tu autoestima! ¡Desarrolla tu potencial de liderazgo!” dicen miles de libros que se editan cada año. Es increíble pero este evangelio existencialista práctico se vende en librerías “cristianas”. ¿Qué resulta? Que cada quien quiere ser “líder”, y tenemos el síndrome “mucho cacique y poco indio”, como bien dice el chiste popular.

Otro Evangelio aconseja justo al revés: “Aprended de Mí que soy manso y de corazón humilde, y hallaréis descanso para vuestras almas”, el de Mateo, 11:29. Por esto Friedrich Nietzsche y Adolf Hitler pensaron que el cristianismo es una “religión de esclavos”; y predicaron todo lo contrario a mansedumbre y humildad: orgullo y altivez. ¿Qué resultó? La II Guerra Mundial, una carnicería.

¿Sabes cómo se hicieron grandes los países grandes? Entre otros factores, por sus grandes empresas, casi todas fundadas en el XIX, el siglo del capitalismo. Consulta Wikipedia en inglés: Companies established in the 19th Century. Empresas que nacieron pequeñas, y se hicieron grandes.

¿Y cómo crecieron? En un entorno de mercados libres, pero con la fórmula “Encuadramiento, Rango y Disciplina” en su estructura interna. Detalle de importancia: la mayoría de sus propietarios, gerentes, técnicos, empleados y obreros, eran cristianos, de los de antes, no de los que predican el orgullo y la altivez, sino lo opuesto. ¿Me explico? ¡Hasta la próxima si Dios quiere!

Alberto Mansueti,
Abogado y politólogo.
Presidente del Centro de Liberalismo Clásico,
Asesor permanente de la Dirección Nacional del Movimiento Liberal Libertario Resistencia Civil y Directivo del Autonomista liberal y Zuliano Movimiento Rumbo Propio.

Chile Es Un País De Facto - por Hermógenes Pérez de Arce


MIÉRCOLES, 19 DE ABRIL DE 2017

          Si el coronel Labbé va preso porque un tipo dice que él lo torturó hace 43 años, quiere decir que la justicia en Chile es una parodia. Cualquier estudiante de primer año de leyes, que haya empezado a leer el manual de derecho romano, le diría al juez que el supuesto delito está prescrito y cubierto por una ley de amnistía. Y si el juez le argumentara que es un delito “de lesa humanidad” y no prescribe ni es amnistiable, el mismo estudiante, si sólo leyera el diario, le replicaría que ese delito se creó en Chile por una ley de 2009 que no se puede aplicar retroactivamente, según un precepto básico del derecho penal ancestral; que además la tal ley dice expresamente que no se aplica a hechos anteriores a su vigencia. Y el estudiante más encima podría añadirle que la tipificación que esa ley hace de los delitos de lesa humanidad ni siquiera corresponde a lo que el supuesto torturado dice que le hizo el coronel Labbé en 1973.

          Pero esa es una discusión ociosa, porque es jurídica, y aquí los jueces de izquierda, que son mayoría en la Corte Suprema, confesaron en 2010 que ellos, a los militares (r) procesados, no les respetan las leyes.

          Lo que pasa es que éste no es un tema jurídico: es un tema “de facto”. Si usted se sale con la suya sin respetar las leyes, tanto mejor para usted. En ese sentido Chile es, en muchas materias, “un país de facto”.

          Si aquí antes se respetaban más las leyes no era tanto en virtud de un predicamento moral, sino por temor a los militares, porque incluso “la doctrina legalista de Schneider”, de 1970, si bien comenzaba sosteniendo que los uniformados no debían intervenir en política, terminaba diciendo que sí debían hacerlo si otro poder del Estado se apartaba de la legalidad, para restablecerla. Pero cuando el Poder Judicial abandonó la legalidad y los jueces violaron abiertamente las leyes, en el juicio a Pinochet, los militares no sólo no hicieron ni dijeron nada sino que, al contrario, el Comandante en Jefe del Ejército, general Cheyre, dijo que éste era responsable de todo lo malo que había sucedido después de 1973. Fue una rendición incondicional ante la justicia de facto de los jueces de izquierda y éstos se siguen hasta hoy aprovechando de ella.

Cuando el ministro Alejandro Solís, que metía militares presos como quien cumple una lista de compras, se acogió a retiro por edad, apareció ahora el ministro Álvaro Mesa, en Temuco, que los manda a la cárcel por legión y al cual tampoco le importa un pepino lo que dispone el derecho.

Yo escribí un libro en 2000, “La Verdad del Juicio a Pinochet”, probando que en ese proceso se habían atropellado las leyes, sobre el cual el historiador Gonzalo Vial, siendo adverso al ex Presidente, escribió: “Hermógenes Pérez de Arce escribió un lúcido y provocador análisis jurídico de las ilegalidades legales y procesales  cometidas (afirmaba) por el ministro Guzmán en el juicio a Pinochet. Nadie recogió el guante. No era el derecho el tema fundamental que se disputaba”.

Pues el tema es otro: es la audacia, la acción de facto. El juez Carroza mandó preso al coronel Ceballos Jones por haber dado muerte mediante torturas al general Bachelet en 1974, cosa que todo el mundo sabía y sabe que no es verdad, porque el general compartía celda con el senador socialista Eric Schnake, quien reveló que, pese a su condición cardíaca, aquél se puso a jugar básquetbol una mañana en la cárcel, se sintió mal a raíz de ello y finalmente murió de un infarto. Eso sin hablar siquiera de prescripción, amnistía ni estado de derecho. Simples hechos. Ahora Carroza ha debido liberar a Ceballos Jones porque se ha dado cuenta tardíamente de que su perseguido perdió la razón y ni siquiera sabe que un juez de izquierda se está vengando de él, imputándole un asesinato que no cometió.

Como bien ha dicho Labbé, aquí se ha traspasado otro límite. Y ha hecho bien en declarar, acerca del principal cómplice de los jueces de facto: “Piñera tiene una deuda importante con los militares, que no es un concepto de lealtad, hay una cosa más dura, que se llama traición… prometió que iba a hacer que la justicia imperara… Hizo exactamente lo contrario: cerró el penal Cordillera, aumentó de 100 a 1.500 las causas, cuadruplicó el equipo de abogados que persigue a los militares en el Ministerio del Interior. Creo interpretar a un número importante de militares, soy presidente de los coroneles, que no va a votar por el en ningún caso”.

Que lo oiga la nueva “derecha de facto” que, obnubilada por las encuestas y obviando el más negro de los prontuarios entre todos los candidatos, se ha sumado a la ilegalidad que ha convertido a Chile en “un país de facto”.

Hermógenes Pérez de Arce - blogdehermogenes.blogspot.cl

lunes, 17 de abril de 2017

El pato nació cojo - por Tomás Bradanovic


viernes, 14 de abril de 2017

El gobierno de Bachelet es un pato cojo desde el principio, el pato nació cojo porque a finales del primer año ya se empezaron a notar los primeros fracasos, en particular el de la Reforma Tributaria y las medidas para reformar la educación escolar y secundaria que significaron la hecatombe de los colegios emblemáticos, el último bastión que quedaba disponible para los chicos pobres y meritorios.

De allí en adelante fracaso tras fracaso han llevado a la curva de popularidad de Bachelet a la conocida "forma de tijera" donde la alta aprobación cae y la baja desaprobación sube a medida que pasa el tiempo. Me acordé de la "crisis de la tijera" en la antigua Unión Soviética, estas curvas donde lo malo aumenta y lo bueno disminuye son características del fracaso de una gestión de cualquier gobierno


Una tras otra, Bachelet ha presentado reformas diseñadas por ignorantes como Jorrat o resentidos como Atria, todas están fracasando y todas son más impopulares cada día, su círculo de confianza ha resultados ser un Hall de la Fama de la Incompetencia.

Ayer llegué a pensar que la presidente se había vuelto loca. Su propuesta para mejorar las pensiones no solo es estúpida sino además será tan impopular como la decisión de eliminar la selección en los liceos emblemáticos, la gente tarda en reaccionar pero estos son rencores que se acumulan. Pero veamos de donde salió esta estupidez.

Todo empezó con las protestas callejeras contra las AFP, con demandas a las que el gobierno no podía acceder, pero tampoco se atrevía a rechazar de plano para no ofender a sus pocos pero influyentes aliados del Partido Comunista y más a la izquierda que tiene en el gobierno. La demanda era suprimir las AFP y reemplazarlas por una administración estatal, lo que habría significado una confiscación masiva de los fondos y un desplome de lo poco bueno que queda de la economía, el mercado de capitales entre otras cosas.

Entonces apareció la necesidad política de prometer el "mejoramiento de las pensiones". Como los milagros no existen, la única manera de tener mejores pensiones es que la gente ahorre una porción mayor de sus ingresos, no existe ninguna otra alternativa de mejoramiento real (descontada la inflación) que esa, da lo mismo el sistema:reparto individual o lo que sea, solo puede recibir más -descontando la inflación- el que ahorró más. No existe alternativa a eso.

El asunto lo había aclarado José Piñera hace rato. En su último viaje a Chile dio las medidas que se necesitan para mejorar las pensiones a saber (1) El estado debe poner más plata para incrementar el "Pilar Solidario", (2) Elevar la tasa de cotización, a cargo del empleador, (3) elevar la edad de jubilación igualando la de hombres y mujeres, (4) indexar la edad de jubilación a la expectativa de vida. No existe otra forma aparte de esas de aumentar el ahorro y mejorar las pensiones, nadie, absolutamente nadie ha propuesto otra medida que sea sustentable y real, solo entregan demagogia, retórica y consignas.

Como el gobierno tenía que hacer algo para responder a la presión callejera de sus aliados, no tuvo otra alternativa que elegir alguna de las propuestas de José Piñera, y eligió elevar la tasa de cotización en un 5% adicional con cargo al empleador. Todo iba perfectamente hasta allí, un 5% adicional administrado por las AFP -que habían ofrecido hacerlo gratis- con los años podría haber incrementado las pensiones en más de un 30% de no ocurrir alguna catástrofe macroeconómica mundial.

Pero apareció la ministro del trabajo, la Sra. Krauss diciendo una estupidez de antología "ni un peso más para las AFP" ¿que significaba eso? Las AFP iban a administrar sin cargo ese monto adicional, es decir no iban a recibir ni un peso más. Parece que para ser ministro de Bachelet hay que aprobar una prueba de estupidez y la ministro la aprobó con honores, porque mandó al diablo algo que había empezado muy bien.

La presidente, políticamente cobarde e ignorante como ha sido a lo largo de todo este segundo mandato, no quiso incomodar a sus aliados de izquierda y presentó un engendro absurdo, donde creará un "ente estatal", que administrará el 5% y además solo un 3% irá a la cuenta individual mientras un 2% irá a un "fondo común", para darle una ilusión a los tontos que añoran el sistema de reparto. Como resultado de esto, el mejoramiento de las pensiones será marginal, con mucha suerte podría llegar al 10%, en el muy improbable caso que las pensiones lleguen a aumentar al 20% será basado en subsidios, es decir terminaremos pagando todos como siempre.

Porque la riqueza no crece en los árboles ni es maná que cae del cielo, el que quiere riqueza primero tiene que conseguirla o crearla, globalmente la riqueza es una sola y no importa como se redistribuya a la fuerza, siempre termina en las manos de los más hábiles, que son solo unos pocos. El 20% de Pareto.

Yo creo que la presidente ya no está en sus cabales, creyó que ella sola podría hacer las cosas mejor y a su manera y fracasó, lleva más de tres años fracasando, una y otra vez "cada día puede ser peor". Ojala que se vaya luego nomas, menos mal que le queda poco. No es que me afecte mucho en lo personal pero me da mucha rabia ver gente tan estúpida con poder, en cierto modo comprendo la rabia contra Nicolás Maduro, debe ser algo más o menos parecido.

Fuente:
http://bradanovic.blogspot.cl/2017/04/el-pato-nacio-cojo.html
Tomas Bradanovic

viernes, 14 de abril de 2017

¿“PRIMAVERA ÁRABE”? - por Alberto Mansueti


¿“PRIMAVERA ÁRABE”?

por Alberto Mansueti - http://albertomansueti.com/

En América latina y otras partes del mundo, hay la imagen romántica de que entre 2010 y 2013, una oleada de manifestaciones populares, autoconvocadas por Internet mediante Facebook y Twitter, de modo espontáneo, sin dirección, organización ni liderazgo alguno, fueron capaces de derrocar a varios gobiernos árabes, abriendo así el camino a una nueva era de democracia y libertades en la región.

La prensa mundial a menudo compara estas rebeliones con las sucesivas oleadas revolucionarias contra monarquías europeas en el siglo XIX, particularmente en los años 1820, 1830 y 1848. En esto hay algo cierto: en ambos casos, lo que se cree que ocurrió, o lo que se pretende hacer creer que ocurrió, es por completo distinto a lo que realmente ocurrió.

Las protestas de calle no fueron “espontáneas”: diversos factores, muy poderosos, las empujaron y aprovecharon, según los casos: ejércitos regulares; facciones y sectas religiosas; partidos islámicos y/o comunistas; sindicatos; activistas de “derechos humanos” y “periodismo de denuncia”; agencias desinformativas; guerrillas armadas, entrenadas y pagadas por países extranjeros, los cuales luego atacaron o invadieron, en directo. Se desestabilizaron al fin aquellos gobiernos, que no eran todos iguales; pero los resultados, también desiguales, distan de ser un idílico paraíso democrático. Cinco países son los más relevantes: Túnez, Egipto, Libia, Yemen y Siria.

(1) Se supone que la “primavera” comenzó en Túnez, cuando un vendedor ambulante se quemó a lo bonzo en diciembre de 2010, y las revueltas consiguientes provocaron la huida del Presidente Zine Ben Ali. En realidad, Zine era un dictador modelo Pinochet, cuyas reformas económicas posibilitaron un notorio crecimiento, pero no suficiente. Y a diferencia de otros regímenes árabes, el de Zine no les dio nada a los militares; así el Ejército promovió la “Rebelión de los Jazmines”, y le derrocó. Hoy los islamistas radicales pelean fieramente contra los moderados, y ambos contra los comunistas no religiosos y demócratas laicos … y el caos reina en el país, junto con la pobreza y la corrupción.

(2) Se supone que Egipto siguió el ejemplo de Túnez; y así fue: la “Revolución Blanca” o “de los Jóvenes” contra Hosni Mubarak, Presidente desde 1981, comenzó el 25 de enero de 2011, “el Día de la Ira”, y casi 20 días después, el Ejército le forzó a dimitir, y asumió el poder. En las elecciones de 2012 ganó la Presidencia un musulmán moderado, Mohamed Morsi, quien de inmediato quedó atrapado entre los sectores laicistas y las diversas facciones islamistas, y entre los partidarios de Mubarak y quienes reclamaban retaliaciones y venganzas judiciales contra el ex Presidente. Hubo una segunda oleada de protestas contra Morsi, otra vez golpe de Estado militar en julio de 2013, y luego un nuevo Presidente, el actual, Abdel Sisi, un militar. "Egipto se ha convertido en una sociedad más violenta y cada vez más polarizada por cuestiones ideológicas y sociales", dijo un analista a la prensa. Otro añadió que “en comparación con otros países de la región, que están muchísimo peor, como Siria, Egipto es casi un oasis de estabilidad”.

En toda la región, el conflicto árabe-israelí es determinante; y es insoluble en tanto las grandes y medianas potencias, globales y locales, sigan apoyando a uno y a otro lado. La solución es muy simple: lisa y llanamente su completa retirada, “hands-off”, para que musulmanes y judíos se vean solos, y vuelvan a hacer lo que hacían antes con frecuencia, en Medio Oriente y en el planeta: convivir. Y comerciar en paz, sin estatismos ni imperialismos. Pero la solución es resistida con feroz empeño, digno de mejor causa, en las grandes capitales geopolíticas.

(3) En Libia, las protestas comenzaron en enero de 2011, provocando represión y violencia del Gobierno Khaddafi. La oposición creó una eficiente milicia, el “Frente de Liberación”, apoyada por EE.UU. y la OTAN. Hubo guerra civil, y el Gobierno perdió. En octubre, Khaddafi fue encontrado y ejecutado. Pero “la transición” fue muy cruenta; y la “segunda guerra” comenzó en 2014, entre las opuestas facciones armadas triunfantes en 2011, cada cual con su apoyo respectivo desde el exterior. Ahora luchan bestialmente en Libia, un ejemplo perfecto de “Estado quebrado”.

(4) A comienzos de 2011 los yemeníes se rebelaron contra el Gobierno del Presidente Ali Saleh. Los marchistas llevaban cintas rosas al estilo de los jazmines tunecinos. Las protestas duraron más de un año, hasta que Saleh fue expulsado del poder. Y la situación cambió, pero para peor, con los violentos choques entre musulmanes sunnitas y chiítas. Yemen sufre hoy una de las peores crisis humanitarias de Oriente Medio, con hambre, guerra, dolor y sufrimiento por doquier.

(5) El siguiente levantamiento popular ocurrió en Siria ese mismo año 2011, contra el régimen de Bashar El Assad, escalando el conflicto hasta convertirse en la guerra más globalizada de la historia reciente: EE.UU., la UE y la Liga Árabe respaldan a los diversos ejércitos rebeldes; por su lado Irán, Rusia y China apoyan a Assad. Las “redes sociales” siguen con un rol muy destacado: le otorgan tribuna a cada quien que expone su ignorancia: para los marxistas, la culpa es de Israel, EE.UU. y el petróleo; para los despistados, la culpa es del Corán; para los pacifistas, es de los fabricantes de armas; y para los que leen mal la Biblia, que son muchos, la guerra de Siria es el comienzo del fin del mundo. A todo esto, los muertos ya van por los 300.000, y la crisis humanitaria es la mayor del siglo XXI.

Hace un par de semanas hubo elecciones en Ecuador, y los enfervorizados partidarios del candidato perdedor, “convocaron al pueblo a las calles”, recordando el “ejemplo de la Primavera Árabe”. También en Venezuela se recuerda el mismo “ejemplo”, cuando la oposición incompetente “convoca a las calles”, lo cual sucede cada año, incitando a la violencia, y propalando rumores infundados y noticias falsas en Facebook, Twitter y Whatsapp. Siempre con el mismo resultado: disturbios, destrozos, saqueos, con heridos y muertos; y un régimen comunista que aprovecha para ajustar aún más las tuercas.

Gravísimo daño nos hacen la partidofobia, la antipolítica, y esa enferma aversión a la democracia que divulgan algunas sectas “libertarias” anarquistas, muy penetradas por el marxismo cultural en todas sus formas y expresiones, incluyendo el odio a la religión. Y encima, desde muy variopintos ángulos y sectores, se nos embiste a diario con llamados a la “¡Acción; no palabras!”, o sea: la guerra contra el pensamiento, al más puro estilo absolutista y nazi-fascista de los ‘30. Tres liberales hispanos verían muy familiar este ambiente: Práxedes Mateo Sagasta (1825-1903), Miguel de Unamuno (1864-1936), y José Ortega y Gasset (1883-1955).

Bien haríamos en América latina en mirar a los países árabes; pero a lo que sucede en la realidad, no en las imaginaciones fanatizadas. Y mejor haríamos en apoyar los remedios a tales desastres, que en el Centro de Liberalismo Clásico impulsamos: no sólo el capitalismo de libre mercado para todos; sino también reivindicar y promover (1) la democracia representativa, (2) la vía Política con “P” mayúscula, que es la sola alternativa civilizada a la violencia ciega, letal y destructiva, (3) los partidos políticos como mediadores naturales entre la demanda y la oferta de bienes públicos, y (4) la precedencia del pensamiento racional sobre la acción.

Mucho necesitamos la ayuda de Dios. Y la tuya también, si estás de acuerdo. Gracias por leer hasta aquí; te agradezco si compartes este artículo. Y que sea hasta la próxima semana.

Alberto Mansueti,
Abogado y politólogo.
Presidente del Centro de Liberalismo Clásico,
Asesor permanente de la Dirección Nacional del Movimiento Liberal Libertario Resistencia Civil y Directivo del Autonomista liberal y Zuliano Movimiento Rumbo Propio.